miércoles, 4 de marzo de 2009

Cómo ser feliz y no morir en el intento

Eres de esas personas que se hacen promesas de lograr grandes cambios a partir de una fecha determinada y consideran que sólo entonces podrán ser felices.
La realidad en ocasiones es otra y los años pasan y si no cumplimos con algunas de nuestras expectativas nos sentimos frustrados o enojados. A veces, no vemos ni por dónde nos llegan los tiros. Aducimos una sarta de pretextos o justificaciones por no haber logrado eso que con tanto entusiasmo empezamos el uno de enero de cada año.
Lo primero es ser honesto con uno mismo: no le debes explicaciones a nadie más de por qué no has cumplido con tus propósitos de Nochevieja. Después puedes preguntarte si realmente estás “bien conectado contigo” o si estás operando en “automático”.
Tal vez lo que necesitas es detenerte y pensar acerca de tu persona, lo maravillosa y sorprendente que en realidad es, las cosas en las que has sido afortunado y que tu vida, a pesar de las luces y sombras, es y ha sido bastante buena.
Considera si hasta ahora te has amado lo suficiente, respetado sin lugar a dudas y si eres completamente consciente de quién eres y qué relación mantienes con el mundo que te rodea.
Tal vez lo único que necesitas, antes de proponerte perder peso, estudiar idiomas o deshacerte de esas cajas llenas de no sé qué, es ir a tu interior y empezar a conocerte realmente.
Puedes empezar por ser amable contigo mismo, a pesar de tus fallos, nunca referirte a ti como “el gilipollas”, “la gorda” o cosas peores. Siempre habla contigo por tu nombre y un apodo cariñoso: “Reina mora”, “Campeón” o lo que se te ocurra.
Ámate incondicionalmente y dedica un tiempo para ti cada día. No esperes a mañana para ser feliz. Valora lo que eres a cada momento y cuantas veces sea necesario. Comprende que el dolor y la muerte son parte de la vida y que de ti depende como te enfrentes a ello.
Imagina y sueña mucho con cosas y situaciones positivas, piensa dónde y cómo quieres estar mañana, en un año, en diez. Y, sobre todo, convéncete que mereces ser feliz.

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